30 de mayo de 2009

Eternamente: Capitulo 4 - Quien es

Pasaron los días, con toda la rutina diaria de siempre, no hubo nada fuera de lo normal en toda la semana. Volvió a ser un viernes tranquilo, sin agobios, así que me pude pasar por la librería ‘Misterios de Axue’ a buscar alguna novela, que no hubiese leído ya, antes de llegar a casa. Aún no había recibido noticias de Jim, ningún correo ni ninguna llamada, pero de hoy no pasaba que lo llamase. Antes de prepararme para salir, lo llamé, no me cogía el teléfono, así que le dejé un mensaje de correo electrónico, diciéndole que se pusiera en contacto conmigo, que teníamos que hablar.

Había quedado con Violeta y Mike. Era la primera vez que iba a casa de los Cullen, era una gran casa muy moderna. Estaba varias manzanas más al sur de mi casa, era la casa más grande de la zona, se veía muy iluminada y espaciosa, tenía un precioso jardín a la entrada, lleno de parterres de flores, que desprendían todo su aroma con la brisa que corría aquella noche. Aparqué mi coche en la entrada frente al garaje y me dirigí a la puerta principal. Me disponía a llamar, pero Alice me abrió y me invitó a pasar. Realmente era tan espaciosa como se veía por fuera, tenía grandes ventanales, muebles modernos, pero en colores claros, todo estaba decorado con un gusto exquisito. Alice me condujo al salón principal, allí estaban Mike y la señora Cullen.

- Hola Celia, buenas noches. – Hablo Mike. - Toca esperar a Violeta, así que, por favor acomódate por aquí – me indicó un sitio a su lado.
- ¡Buenas noches, Mike! – me dirigí a su lado y me senté en el sofá.
- Buenas noches – me dijo la señora Cullen, - soy Emma Cullen.
- Encantada de conocerla, - dije yo, - tiene una casa muy bonita.
- OH, gracias, pero el mérito no es todo mío, Alice tiene un gran gusto. – Se escuchó la risa de Alice.
- ¿Qué tipo de flores son las que tiene en el jardín, es que me ha gustado mucho el olor tan dulce que desprendían?
- Te has fijado, pues tenemos muchas variedades, si quieres ven conmigo y te digo cual es cada una.
- ¿No te importa Mike?
- En cuanto aparezca Violeta, te avisamos, ve y disfruta.

Me encaminé con Emma hacia el jardín trasero, y allí el olor era aún más intenso que en la parte delantera de la casa. Me enseñó muchas flores y me indicó cuales eran las que olían más intensamente de noche, fue muy agradable darme un paseo por aquel jardín. Por lo que me contó era una afición que tenía desde muy joven. Emma era muy agradable tanto que le hacia una competencia feroz a su belleza.

Mike y Violeta me vinieron a buscar, y nos fuimos de marcha a varios clubes de la ciudad. Pasamos una noche muy divertida, nos hartamos de bailar y de reír. Mike era un gran bailarín, Violeta y yo nos lo rifábamos para bailar. Cuando acabó la noche los llevé a su casa, y yo me fui a la mía. Violeta quedó conmigo para ir de compras por la ciudad, durante la semana, tenía varias cosas que comprar. Me acosté al llegar y cuando desperté comí algo y me volví a dormir, tenía mucho sueño.

El domingo me desperté de muy buen humor, realicé las tareas de la casa y cuando acabe, me tome un buen descanso, poniéndome a leer el libro que había cogido en la librería. Era tan emocionante, que casi me lo leí en unas pocas horas, era una historia de amor entre dos adolescentes, de clase sociales diferentes, que por causas del destino acaban yendo a la misma escuela y entre ellos surge el amor. No lo acabé porque sonó el reloj, marcando las 3 del mediodía, así que, me hice la comida y luego me conecté al ordenador, y tenía muchos correos sin leer.

Primero elimine todos aquellos correos spam o aburridos que me habían llegado. Al revisar, me fijé en que tenía un correo de Robert, lo marqué para leerlo más tarde, y continué con la revisión. Cuando ya hube acabado de leer todos los correos, abrí el de Robert.

“Celia, buenos días.
Por fin me he podido poner en contacto contigo, he tenido problemas con la conexión, y aunque no te lo creas, he tenido estropeado el móvil. Mira, la semana que viene voy a estar en la ciudad, seguramente incluso me quede algún tiempo por allí. Así que cuando te venga bien podemos quedar, ya que voy a tener mucho tiempo libre y os enseño mi trabajo a Jim y a ti.
Por cierto, no sé si es una indiscreción o no, pero no sé si en tu casa tienes alguna habitación de invitados, no sé si me permitirías quedarme allí durante el tiempo que esté en la ciudad. Tú pones un precio y yo te pago lo que digas; bueno igual me he pasado, ya que casi no nos conocemos, pero tampoco conozco a nadie más que tenga casa.
Espero que nos veamos pronto.
Un beso, Rob.”


Me quedé casi atónita cuando acabé de leerlo, por tercera vez, vaya… no entendía nada de nada, que les pasa a estos chicos, uno no me llama y el otro quiere quedarse en mi casa, mis neuronas todavía no asimilaban lo que podía pensar mi cerebro. Sobre Jim, me plantee ir a casa de sus padres a preguntarles, aunque recapacitando decidí que no era necesario, porque podría parecer que pasara algo entre nosotros cosa que no era cierta, mejor seguir intentando ponerme en contacto con él por otros medios. A Robert no sabía que contestarle, pero tendría que hacerlo en algún momento; pensaba en mil cosas, que si se quería quedar en mi casa porque no se llevaba bien con sus padres, o con sus hermanos, porque me quería conocer más, no creo que se hubiese fijado en mí los más mínimo. Que le pasaba a este chico, que a veces parecía tan dulce y otras te daban ganas de estamparlo como si fuese un crío de 12 años.

Me fuí a la cafetería con mi portátil a relajarme tomándome un buen té frío y refrescante. Entré y me senté en la mesa del fondo, me recosté sobre el sillón, esperando a que viniese la camarera, que apareció rápidamente, me incorporé y le pedí, en unos instantes tenía mi té servido. Abrí mi portátil y al mirar los cuadros, lo vi de nuevo, esa mirada, ese chico; me acordé de que el señor Cullen me dijo que si quería saber más que le preguntase. No hizo falta ni moverme, el señor Cullen me vio, se acercó a mi mesa, me saludó y se sentó conmigo.

- Señorita Celia, ¿qué le trae por aquí esta tarde?, no es habitual verla en la cafetería un domingo.
- Pues ya ve, hoy necesitaba uno de sus tés, me relajan mucho y hoy me viene muy bien.
- Entonces, la dejo que se relaje, espero no haberla molestado.
- Claro que no, pero por favor no se vaya, quisiera preguntarle sobre un cuadro que me tiene intrigada.
- ¿Aquel por el qué preguntó la fecha hace unas semanas?
- Sí por ese, me gustaría saber la historia de esa foto – señalé en dirección a la foto.
- Pues veamos, déjeme recordar,… - se quedó pensativo un rato.

El señor Cullen me empezó a contar la historia de aquella foto y aquel chico.
“Sería el año 1919-1920, era una tarde de jueves, muy apacible, era otoño, y las calles se comenzaban a llenar de hojas. Era una de esas tardes en las que los chicos del barrio se reunían para coquetear entre ellos, pero no todos en el grupo eran tan lanzados ni tan tímidos. Aquel día era el cumpleaños de uno de ellos y sus padres habían contratado a un fotógrafo, que precisamente era hermano de mi tatarabuelo, así que, esa tarde se dedicó a sacar fotos. Todos eran chicos de un nivel social bastante alto para aquella época, y bueno a esas edades debían de encontrar una pareja similar a su nivel social. Pero el fotógrafo, se fijó sobre todo en ese chico, porque aunque se relacionaba con los demás, jamás se interesó por ninguna de las jóvenes. En esa foto, concretamente, estaba mirando la calle, y como paseaban las parejas, algunas ya casadas y con hijos. Tenía la mirada profunda y sus ojos denotaban que buscaba el amor pero no lo había hallado aún, en su casa le presionarían para que buscase esposa, se tenía que sentir muy frustrado. Según me contaron en las siguientes reuniones él comenzó a sentarse más aislado del grupo, y llegó un momento en que dejó de venir…”
- Pero, ¿no sabe quien era ese chico, quizás su apellido o bien de quien era hijo? – le interrumpí.
… “Pues su apellido, creo que era Pattinson, su padre era un importante diplomático, viajaban mucho por este motivo. Lo siento, pero no sé más, después de esa foto dejó de venir. Esa es la última foto que le tomaron en la cafetería.”
- Es una historia un poco triste, espero que al final encontrara a su amor y fuera feliz, porque sería una pena dejar escapar a un chico tan estupendo.
- Yo también lo… - cortó la frase, y se levantó, se despidió y se fue.- Bueno te tengo que dejar, me reclaman desde la barra, adiós Celia, que pases un día tranquilo.
- ¡Adiós y gracias!

Pattinson… bonito apellido, ¿cómo se llamaría ese chico?, ¿que sería de él?, que de preguntas sin responder. Sin duda, con toda la tecnología que existía hoy en día seguro que podría encontrar información sobre él o su familia. Tecleé en Google, su apellido, diplomático e hice búsquedas por muchas páginas. Encontré información sobre un diplomático que tuvo dos hijos gemelos y que vivió en la ciudad durante muchos años, pero que se mudó cuando uno de sus hijos cayó enfermo y el otro se alistó en el ejército. Seguí buscando más información relacionada con esa familia y encontré los nombres de sus hijos, John y Robert, no especificaba nada sobre ellos. Seguí buscando y encontré una página con un árbol genealógico donde aparecían los dos nombres. Ambos contrajeron matrimonio sobre el año 1922, pero uno de ellos, Robert, falleció el mismo año que se casó, al igual que su esposa y no tuvieron descendencia. El otro, John, vivió algunos años más que su hermano, pero sí dejó descendencia, que se remonta hasta nuestros días, pero que es muy amplia. Su mujer se casó de nuevo y se cambió el apellido, al igual que a su hijo, y además tuvo más hijos. Si ésta era su vida, ¿quien de los dos fue él?, parece que ambos encontraron el amor, pero sería soldado, o sería el enfermo.

No encontré mucha más información, debería de ir a la biblioteca municipal, a buscar los periódicos de la época, seguro que en ellos vendría anunciadas sus bodas, y más si eran gente de bien. Me apunté todos los datos y me fui de la cafetería, me dirigí a la biblioteca que estaba a punto de cerrar. Entré corriendo y el conserje me indicó donde estaban los periódicos de esos días, pero además busqué los 15 días anteriores, por si hubiese habido algún tipo de anuncio de la pedida. El bibliotecario me ayudó a buscarlos y me los dejó para que le echara un vistazo. Busqué en la sección de breves y fotocopié esas hojas. Recogí todas las hojas y salí para casa.

Cuando llegué a casa clasifiqué las hojas por días y una a una fui revisando todas las noticias, por si encontraba algo que los relacionara con lo que andaba buscando. No encontré nada, ni noticias, ni fotos, ni pequeños anuncios. Me encontraba cansada, ese día resultaba ser un poco agotador, y bueno me quedaban cosas por hacer, como contestar a Robert. Le di mil vueltas al asunto, lo dejaba dormir en mi casa durante unos días, pero tenía que saber la verdad, y además tendría que poner algunas normas. Después de un buen rato por fin me decidí a escribirle:

“Buenas tardes, Robert.
Me alegro que vuelvas, me encantaría ver tu trabajo, ya que me apasiona la fotografía, aunque yo no sea muy buena en ello. Cualquier tarde me viene bien. Cuando estés aquí ya vemos el día que nos viene bien a ambos, porque respecto a Jim, no sé si lo sabrás, pero se volvió al trabajo, y la verdad no se nada de él desde el día siguiente de la cena. Quizás, ¿tú sepas algo de él?

En cuanto a lo de venirte a vivir conmigo mientras estés aquí, no me importa, pero me gustaría hablar este tema, mejor cara a cara. En cuanto a pagar por la habitación no hace falta, con que paguemos a medias los gastos de la casa, me sobra. Y bueno si te vienes a mi casa, pues habrá unas pequeñas reglas, no te asustes, que no van a ser muy estrictas. Sólo necesito saber cuando te vendrías, por cuanto tiempo, para arreglar esa habitación y hacerte hueco en los armarios y estanterías.

Espero que me contestes o me llames antes de venir. Nos vemos en breve.
Un besito, Celia.”

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